
Tim Keller animaba a los ministros jóvenes a que dieran a sus congregaciones la oportunidad de hacer preguntas en público. Adopté esa práctica al inicio de mi ministerio, y ha sido muy fructífera. Es inevitable que, durante las sesiones de preguntas de la congregación, surjan inquietudes que merecen un abordaje más detallado que una respuesta breve.
El problema es que también me apasiona la predicación expositiva, donde el propósito y la estructura del sermón se derivan del propósito y la estructura de una unidad de enseñanza bíblica específica. El año pasado estuve trabajando el libro de Apocalipsis porque creo que la predicación expositiva secuencial es el mejor medio para el crecimiento espiritual de cualquier congregación.
Entonces, si estoy comprometido con la predicación expositiva, ¿cómo abordo esas preguntas importantes, aunque ocasionales, que surgen? ¿Está permitido que los predicadores expositivos prediquen sermones temáticos? Y si deciden hacerlo, ¿cómo sería eso?
El cuándo: Momentos para la exposición temática
Puede que te encuentres con un pasaje sobre ángeles en tu exposición regular y necesites una o dos semanas para aclarar esa parte del texto hablando de ángeles y demonios. También puede surgir una crisis en la iglesia que requiera una atención especial desde el púlpito. O quizás tu congregación esté involucrada en un proceso de disciplina eclesiástica y quieras ayudarles a entender el proceso enseñando Mateo 18 y Gálatas 6.
De manera similar, una crisis cultural puede sacudir a tu congregación y requerir un mensaje desde el púlpito. Cuando el torbellino cultural sobre la raza y el racismo rugió a lo largo del 2020, prediqué un mensaje temático llamado «Nuestro evangelio que destruye el racismo» para abordar la respuesta cristiana. Este año, escuché de muchas mujeres de nuestra congregación que se sentían solas y desanimadas en su intento de ser madres piadosas. Sentí que debía animarlas con mi sermón del Día de la Madre.
Los sermones o series cortas enfocadas en ciertos temas pueden ayudar a una iglesia de vez en cuando. Pero ten cuidado. Los predicadores deben examinar sus motivaciones y su manera de abordar estos temas cuando predican sermones temáticos.
El por qué: ¿Cuál es tu motivación?
Tu motivación debe ser pastoral, no empresarial. La predicación temática debe servir bien a las personas de tu iglesia, abordando sus inquietudes, preguntas o necesidades. No prediques de esta manera porque crees que podría ayudarte a ti. Establece las siguientes barreras de protección:
1. No prediques de manera temática porque creas que un título llamativo atraerá a nuevas personas o te conectará con un grupo demográfico específico.
2. No prediques de manera temática porque quieras parecer inteligente o llamar la atención. No prediques para crear un escándalo o impactar a tus oyentes. No prediques una serie llamada «Hablemos de sexo» solo para generar una respuesta del tipo: «¿De verdad dijo eso desde el púlpito?».
3. No prediques de manera temática porque sientes que has perdido tu vocación de ser un portavoz político. Hacer eco de las posturas partidistas no es «comprometerse con los asuntos públicos» ni «decir la verdad al poder». Es una palabrería vacía que solo demuestra que te falta criterio.
4. No prediques de manera temática para presumir de tu intelecto. Si preparas una serie sobre historia, lingüística, teología sistemática u otra disciplina académica para ayudar genuinamente a tu congregación, adelante. Pero si tu motivación es recordarles que eres inteligente, no lo hagas.
Considera estas preguntas: ¿Cómo ayudará este sermón o serie a tu congregación dentro de tu patrón regular de exposición secuencial? ¿Distraerá o complementará el objetivo general de tu predicación?
El cómo: Escogiendo el texto
Si decides predicar un mensaje temático de forma ocasional, piensa bien qué textos vas a utilizar. Para cada pasaje que consideres, pregúntate lo siguiente: ¿Habla este texto con claridad sobre el tema en cuestión? Si estuviera predicando este libro de manera expositiva, ¿trataría este tema en este punto? Al evaluar cada posible referencia, analiza cómo encaja en su contexto inmediato, en el contexto canónico (es decir, su lugar en la historia de la redención) y en el contexto general de toda la Biblia, antes de aplicarlo a la vida práctica.
Aunque puede ser útil usar varios textos para desarrollar una perspectiva histórico-redentora que sustente tu argumento, ten cuidado de no descontextualizarlos. Querer abarcar muchos textos a la vez puede llevarnos fácilmente a usarlos como meros pretextos para justificar nuestra opinión sobre un tema. En lugar de eso, asegúrate de que la estructura de tu sermón se desprenda de la idea central del texto principal. Y ten presente siempre a tu audiencia. Predicar, sea cual sea el mensaje, es un acto de pastoreo. Se trata de responder a las preguntas de tu congregación, atender a sus inquietudes y calmar sus temores.
Criterios de evaluación: Cuándo no hablar de un tema
Una última advertencia: es importante establecer un proceso de evaluación a la hora de decidir si se predica o no un sermón temático. Podría ser aconsejable reunirse con los ancianos u otros líderes de la iglesia para definir los criterios que determinen la elección de este formato.
Siempre habrá temas que activistas y simpatizantes de diversas causas quieran que el pastor aborde en sus predicaciones. Sin embargo, la decisión final debe recaer sobre el pastor de las ovejas. Los pastores conocen a su gente y saben qué necesitan en cada momento. No toda coyuntura cultural amerita una respuesta desde el púlpito.
Los sermones temáticos son una herramienta valiosa en el arsenal del pastor. Si se emplean con acierto y habilidad, pueden ser de gran provecho para la iglesia. Anímate a intentarlo.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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